Dicen que la naturaleza es sabia, y en sus ciclos descubrimos también que es paciente. Otoño, invierno, primavera, verano y -de nuevo- otoño. Nuestros antepasados supieron entender la naturaleza y se adaptaron a ella. Sembraron los campos de acuerdo a sus leyes, a sus ritmos. Hoy en día, en nuestro entorno hiperactivo y tecnificado, volver la vista a estos ciclos puede ayudarnos a encontrar paz y alcanzar nuestros objetivos. Es el caso, por ejemplo, de la ley de la cosecha.
Para un agricultor, la tierra no regala nada: si quiere recoger el fruto, debe haber preparado el suelo, sembrado la semilla, cultivándola después con mimo, desbrozando las malas hierbas y regando el campo sediento. Solo entonces podrá el trabajador del campo cosechar el resultado de su labor. Este es el principio fundamental de la ley de la cosecha.
La ley de la cosecha: volver la vista al campo
Fue el profesor Stephen Covey, autor de Los siete hábitos de las personas altamente efectivas, quien enunció esta ley y sus aplicaciones en nuestra vida diaria. Así como en una granja hay que ordeñar a las vacas todos los días y cuidar de las gallinas para que pongan huevos, también en nuestra vida personal y profesional podemos adoptar esta filosofía de perseverancia.
Dicho de otro modo, muchos de nuestros comportamientos ineficaces se enraízan en pensar a corto plazo y con urgencia: dejar las cosas para el último momento o no pensar más allá de mañana. En una granja o en un campo, esto no vale: la ley de la cosecha implica que hay que trabajar a diario con un objetivo en mente para poder alcanzarlo. Aplicando esto a nuestras metas, podemos lograr cambiar nuestra disposición mental: de la escasez a la abundancia.
Las soluciones milagrosas no suelen estar al alcance de la mano, y los retos requieren trabajo y constancia para ser superados. Es algo que los Coaches saben muy bien, y por eso durante un proceso de Coaching se acompaña al cliente de forma sostenida para que cambie sus actitudes y acciones, orientándolas a la meta.
Una formación en coaching profesional como la que ofrecemos en la Escuela es una ayuda muy buena para desarrollar estas capacidades y volver la vista a lo esencial. A lo imperturbable y natural: a la ley de la cosecha.