El trabajador del futuro, el modelo de negocio de los próximos años… todas estas etiquetas olvidan un aspecto fundamental. Todas olvidan que el futuro ya está aquí. Alvin Toffler pronosticaba que los analfabetos del siglo XXI serán aquellos “que no sepan aprender, desaprender y reaprender”. Sin embargo, no se refería a una época por llegar, sino al presente. Exploremos, pues, el nuevo paradigma de empleado: el knowmada.
Los antiguos nómadas atravesaban el desierto moviéndose con el viento y la arena, siguiendo las estrellas y confiando en su instinto. En las ciudades de hoy es difícil ver el cielo estrellado, cierto. Sin embargo, seguir el impulso del corazón y la técnica sigue siendo fundamental. Especialmente, en el mundo de los negocios. Es un entorno que los expertos describen como volátil, incierto, complejo y ambiguo. Uno que requiere, por tanto, recuperar la flexibilidad del viajero errante.
¿Qué es un knowmada?
Esto no significa dejarlo todo y liarse al monte con un pañuelo en la cabeza. Lo que implica es interiorizar la actitud de aprendizaje constante y capacidad de adaptación. Es lo que John Moravec bautizó como el knowmada. Es un neologismo formado a partir de la voz inglesa know, o “aprender”, y el término “nómada”. Un adjetivo que describe a aquellos capaces de fluir. De aprender y desaprender.
Un knowmada se caracteriza por ser innovador, imaginativo, creativo y capaz de colaborar y trabajar en equipo. Es un empleado pleno, en formación continua y preocupado por su conocimiento y desarrollo personal. “Desaprender” significa plantearse de forma crítica la mochila de conocimientos que llevamos adquiridos. Es recordar y aplicar aquellos útiles, y olvidar aquellos obsoletos. Optimizar, en otras palabras.
Una herramienta muy útil para desarrollar las capacidades propias del knowmada es el coaching. Es una disciplina que ha ayudado a miles de personas a desarrollar sus habilidades personales y de negocio. Una ayuda fundamental para alcanzar tus metas. La formación que ofrece la Escuela de Coaching EDPyN supone, así, una magnífica oportunidad. Implica una vía para adquirir las competencias necesarias de este paradigma. Un impulso a nuestra capacidad de –en definitiva- seguir el instinto y encontrar las estrellas.