En los años 60, desde la psicología se estudió en profundidad el efecto de los pensamientos negativos automáticos en nuestro comportamiento. Pensamientos irreflexivos que a fuerza de repetición se convierten en creencias y nos limitan. Darse cuenta y ser consciente de ellos es el primer paso para no dejarse llevar por nuestro “saboteador interno”.
Nuestro cerebro es capaz de procesar unas 500 palabras por minuto mientras que el número medio de palabras pronunciadas por minuto es de 150. Este exceso de capacidad se utiliza en todos nuestros juicios, emociones, conversaciones paralelas, prejuicios, que constituyen ese diálogo interno con nosotros mismos. En ocasiones, estos diálogos internos provocan dudas y temores y acaban generando desconfianza e incluso ansiedad.
Desde la psicología, se han estudiado en profundidad los pensamientos negativos automáticos, conocidos por sus siglas en inglés, ANT (Automatic Negative Thoughts), así como las emociones que generan en nosotros. El doctor estadounidense Aaron Temkin Beck los estudió en profundidad en los años 60 y definió sus tres características principales: son mensajes específicos, son mensajes creíbles que se viven por la persona como una verdad y son mensajes irreflexivos.
Pensamientos negativos a evitar

John Paul Flintoff definió algunos pensamientos negativos a evitar para conseguir nuestras metas, vamos a recordarlos:
- Pensar en blanco y negro. Pensamientos como “esto sólo me pasa a mí” o “esto es mi culpa” no dejan lugar a los grises y no abren soluciones.
- Leer la mente de otros. “Todos creen que soy un inútil”, una opinión consensuada se vive como verdad.
- Predecir el futuro. Pensamientos como “no va a funcionar” llevan a no hacer nada y seguir igual.
- “Siempre pierdo el autobús”.
- Minimizar lo positivo. “He aprobado, pero cualquiera podría hacerlo”.
- Dramatizar, hacerse la víctima y exagerar la parte negativa de alguna circunstancia.
- Insultar, tanto a nosotros mismos como a otros. “Soy un desastre”, “mi jefe es un imbécil”. A fuerza de repetición, este pensamiento puede llegar a convertirse en creencia.
- Ser catastrofista. Es uno de los pensamientos negativos automáticos más extremos, en los que la persona piensa que todo lo que le ocurre va a acabar mal. “Todo lo que hago me sale mal”.
Estos pensamientos negativos se convierten en un “saboteador interno” que, si no somos capaces de controlarlo, puede impedirnos el cambio e incluso generar situaciones de mucha ansiedad. Existen técnicas para escapar de estos pensamientos.
El primer paso es el de identificarlos y reconocerlos, tomar conciencia de que se trata de pensamientos irreflexivos y de los que no somos responsables de forma consciente. El coaching ayuda a poner luz sobre estos pensamientos y facilita el salir del círculo vicioso que generan. ¿Te animas a probarlo?