Me apunto al gimnasio, pero no voy por pereza. Decido empezar un proyecto emprendedor, pero al final lo dejo correr por miedo. He pintado un paisaje que me inspira, pero no enseño el resultado… Seguro que me lo critican. En todas estas situaciones cotidianas no hemos actuado solos. La decisión final ha venido condicionada por un personajillo especial, nuestro saboteador interno. Aprender a tratar con él es clave para alcanzar nuestras metas.
La palabra “sabotaje” es curiosa: su origen está en el término sabot, que significa “zueco” en francés. ¿Qué tiene que ver un zapato de madera campesino con la acción de sabotear? Tengamos en cuenta la definición que da la RAE. En el diccionario, sabotaje significa “oposición u obstrucción disimulada contra proyectos, órdenes, decisiones o ideas”.
La explicación más extendida dice que, en ocasiones, los obreros de las fábricas introducían sus zuecos en la maquinaria. De este modo, lograban obstruir los engranajes y que dejaran de funcionar, como método para quejarse ante los patrones. En el ámbito del coaching, encontramos un procedimiento similar en la figura del saboteador interno. Este es el agente insidioso que se esconde en nuestra mente y nos puede impedir alcanzar nuestros objetivos.
El saboteador interno: comprenderlo, gestionarlo, superarlo
Pero, a todo esto, ¿qué es el saboteador interno? Desde luego, no hablamos de aquellas situaciones típicas de los dibujos animados en las que un angelote y un diablillo se aparecen en los hombros del protagonista. Nuestro saboteador no es un ser mágico con identidad propia. Es la parte de nosotros que se obstina en ver solo los aspectos negativos ante un nuevo reto.
Dejamos que actúe nuestro saboteador interno cuando cedemos a frases como “no podrás hacerlo bien” o “no sirves para esto”. Cuando dejamos que la perspectiva de fracasar pese demasiado, tanto como para evitar incluso la acción. La solución, sin embargo, no pasa por intentar anularlo a toda costa. Más bien –como suele ocurrir-, en encontrar un punto medio.
Se trata de evitar maniqueísmos. Un punto de prudencia puede ser incluso beneficioso para nuestro actuar, pero se torna un problema cuando le concedemos demasiada importancia. Se trata de aprender a dialogar con esta “voz” –que, no olvidemos, somos nosotros mismos, desde nuestro inconsciente- y alcanzar un equilibrio y armonía.
El coaching es una herramienta que puede resultar muy útil para afrontar nuestro saboteador interno. Si estás interesado en conocer más de esta disciplina, nos gustaría mostrarte nuestra formación en coaching, una oportunidad para identificar las ocasiones en que podemos llegar a ser nuestro propio enemigo, nuestro propio saboteador y dar un paso adelante en tu desarrollo personal el que ¡Atrévete a gestionar tus obstáculos internos!