La mente humana, por naturaleza, clasifica y etiqueta toda la información que va recibiendo a lo largo del día. A nivel subconsciente, nuestro cerebro recibe y procesa 20 millones de estímulos por segundo, de los cuales tan solo 40 son procesados a nivel consciente. No solo información sino sonido, colores, sensaciones, sabores, olores, formas y muchos otros datos externos. Al procesarlos, los catalogamos y etiquetamos en base a nuestros valores y creencias. Sobretodo a nivel inconsciente, creamos el juicio automático que, en gran medida, suele ser negativo para nosotros y para las personas de nuestro alrededor.
En este artículo os daremos algunos consejos que podéis aplicar en el día a día para entrenar el No juicio. Entendiendo el No juicio como la evasión de esos prejuicios que tenemos o los juicios que creamos en el momento de recibir cierta información externa o incluso, a veces, de factores internos nuestros.
Para empezar a tomar distancia de estos juicios automatizados, debemos abandonar los prejuicios propios. Muchas veces tenemos pensamientos puntuales que no debemos convertir en un problema generalizado. Por ejemplo: no por tener un pensamiento racista nos convertimos en una persona racista. Siempre hay que analizar el origen de ese pensamiento y el contexto en el que ha surgido.
Es importante, en la línea del punto anterior, no juzgar nuestros propios juicios. Por naturaleza, categorizamos y etiquetamos la mayoría de información que recibimos, con lo cual es normal caer en prejuicios que tenemos arraigados a nivel subconsciente. Para no agobiarnos ni auto-flagelarnos por estos pensamientos, debemos aceptarlos una vez ya han surgido: reconocerlos sin condenarlos ni tampoco condenarnos a nosotros mismos. Así, será más fácil tomar una posición externa y más alejada de ellos para evitar que se repitan en el futuro.
- Evitar la categorización y las etiquetas que ponemos a nivel consciente, es otra buena forma de implementar el no juicio. Por otro lado, como se suele decir: las comparaciones son odiosas, es por esto que debemos evitarlas en la medida de lo posible. Todo esto, a veces, se hace de forma automática. Una buena forma de anular esa automatización es tomar consciencia de las cosas en el momento presente y asimilarlas sin prisa.
- La comprensión es un pilar fundamental del No juicio. Muchas veces juzgamos a la gente sin saber toda la historia. No debemos sentenciar a nadie por acciones puntuales, especialmente si nos falta parte de la información al respecto. Incluso aunque nunca la lleguemos a tener, hay que ser comprensivos. Para que lo entendáis mejor podéis hacer este pequeño ejercicio: pensad en algún momento donde hayáis hecho o os haya salido algo mal. Analizad el motivo por el que os pasó. ¿Si alguien que no os conoce ni conoce la situación se enterara de ese suceso, os podría juzgar de forma equivocada? Ahí tenéis la respuesta: todos cometemos errores, pero hay que saber ver más allá de un fallo puntual. Es por esto que, a través de la comprensión, podremos evitar juzgar a los demás de forma sistemática o desde la ignorancia.
- Además de la comprensión, es necesario dar tiempo a las cosas y a las personas. Ya sea para obtener más información sobre el tema en el que creamos el juicio o para conocer realmente a la persona sobre la que lo estamos poniendo. El tiempo pone las cosas en su lugar, y puede ayudarnos a no actuar de forma impulsiva o precipitada. También nos permite tomar cierta distancia sobre el asunto para así ser más objetivos.
- No olvidemos que las palabras tienen un gran poder. Utilizar términos negativos o destructivos no ayuda si pretendemos alejarnos de los malos juicios. Excluir esas palabras de nuestro vocabulario o evitarlas en la medida de lo posible, nos acercará más a nuestro objetivo de evitar los juicios y alejarnos de las críticas no constructivas.
Por supuesto, con todo esto no estamos intentando suprimir la opinión crítica del ser humano. Estamos preparados para tomar decisiones en base al análisis de información, datos, hechos y sensaciones. El no juicio no pretende de eliminar ese espíritu crítico, sino que aspira a abandonar los prejuicios o los juicios negativos que nos alejan de la realidad. Esto, a su vez, nos permitirá desarrollar un “radar” crítico mucho más objetivo y claro que el que tenemos establecido normalmente.
Como podéis ver, el No juicio solo se consigue a través de la práctica y de ejercitar la voluntad. El ser humano es el juez por excelencia. Desde pequeños se nos enseña a categorizar las cosas en el bien o el mal, por ende, también a las personas. Sin embargo, hay que entender y asumir que no todo es blanco o negro: hay una gran escala de colores y matices entre medio. Esto es aplicable tanto a acciones, trabajos como a personas. Cada quién es un mundo y nadie debe juzgar a nadie por motivos puntuales. Un posible punto sería el centrarnos en el todo y no en lo concreto.
Solo cuando tomemos consciencia de los juicios que hacemos y les demos la importancia y el cuidado que necesitan este tipo de pensamientos, lograremos incorporar el no juicio a nuestro día a día.