Una voz propia. Un pensamiento personal. Reflexionar con fundamento y sin la necesidad de seguir ciegamente a un rebaño. Son frutos del pensamiento crítico, un hábito muy saludable que no es automático, ni sencillo. Sin embargo, podemos desarrollarlo de forma eficaz aprendiendo a reconocer y evitar los cuatro sesgos cognitivos que planteamos en este artículo.
Pensamiento crítico no es pensar, así a secas, sino un proceso consciente de dar vueltas sobre algo que queremos comprender y conocer del mejor modo posible. Pensar de forma crítica requiere tomar conciencia de lo que se va a hacer. Es pararse y analizar, buscar los pros y los contras de un razonamiento y, en definitiva, separar la verdad de la falsedad.
Conviene señalar que -como apunta el psicólogo Oscar Castillero– “el pensamiento crítico no se trata de llevar la contraria al mundo, sino de ser capaces de elaborar nuestro propio punto de vista en base a la comprobación y contrastación de datos”. El objetivo, sigue Castillero, es eliminar las falacias y los sesgos, y aquí es donde queremos detenernos hoy: ¿qué es un sesgo de pensamiento?
Los cuatro sesgos que bloquean el pensamiento crítico
La noción de sesgo cognitivo fue introducida por los psicólogos Daniel Kahneman y Amos Tversky, y se define como el efecto psicológico que causa un desvío en el procesamiento mental. Esto lleva a una distorsión, juicio inexacto o interpretación ilógica: a un resultado que, en definitiva, no responde al objetivo inicial del pensamiento crítico. Siguiendo a la creadora de Be Fullness, Ana Vico, podemos hablar de cuatro sesgos principales:
- Error de atribución:Consiste en pensar que el comportamiento negativo en otras personas lo provoca un defecto innato, pero que si tú realizas ese mismo comportamiento, el responsable es algo externo. Dicho de otro modo, si alguien hace algo malo, la culpa es suya, pero si tú haces eso mismo, ha sido un accidente o alguien te ha obligado a hacerlo.
- Sobreestimación: Consiste en valorar más algo por el simple hecho de que es de tu propiedad. Vico pone el ejemplo de que si vas a vender tu coche, probablemente lo venderás más caro que si lo valorara alguien desde fuera. Esto puede llevar al desprestigio y a no ser flexibles ni tolerantes.
- La Falacia del coste hundido: Es no admitir que algo va mal hasta que sea demasiado tarde, como el capitán del Titanic que prefiere hundirse con el barco. Como una pareja fallida que se mantiene por miedo a estar solo o un estudiante que, por inercia, sigue en una carrera que detesta.
- El efecto Halo: Consiste en evaluar positivamente un argumento o un comportamiento simplemente porque la persona que lo ostenta es atractiva o bella. Como si su belleza proyectase un halo que eclipsase y disculpase los errores o los defectos.
Para evitar caer en estos sesgos, lo fundamental es conocerlos, y después reconocerlos en nuestro proceso mental. El pensamiento crítico es uno de los elementos más valiosos que podemos adquirir para nuestro desarrollo personal, y es una herramienta a trabajar para cualquier coach comprometido. Si quieres aprender más sobre la apasionante disciplina del coaching, entra en nuestro canal de Youtube. ¡Te esperamos!