No es ningún secreto que la música se puede considerar como un lenguaje universal. A lo largo de la historia, esta ha sido una forma de expresión para todas las civilizaciones, e incluso hoy en día, le atribuimos cierto poder terapéutico. En la Prehistoria, las personas aprendieron a crear instrumentos con elementos de la naturaleza, como huesos, troncos o conchas y como muestran algunos papiros, en el Antiguo Egipto el jeroglífico empleado para el concepto “música” era el mismo que para “alegría”.
La música tiene poder terapéutico. ¿Verdad o mito?
Melómano o no, sabemos que siempre tienes a mano ese temazo, que con solo ponerte los auriculares puede transportarte y hacer que todo lo demás pase a un segundo plano.
Si bien no hemos descubierto completamente el porqué de este poderoso e innegable efecto de “autorregulación emocional” al que siempre recurrimos, algunos concluyen que, al escuchar música, así sea únicamente instrumental, de alguna manera percibimos la esencia de otro ser humano. Así lo señala Céspedes Guevara, profesor en Psicología de la Música de la Universidad de Sheffield.
La empatía, sin duda, juega un papel clave en esta identificación con lo que escuchamos. Según el investigador, el oyente proyecta sus propios sentimientos y vivencias en la música, como si ésta estuviera expresando su propia vida. Un lazo que se estrecha aún más cuando la música lleva letras, por supuesto. ¿No te resulta fascinante cómo unos cuántos acordes pueden tener un efecto tan profundo sobre nuestras emociones?
¿La razón?
Desde la psicoterapia se ha descubierto que ponerles un nombre a tus sentimientos tiene un efecto relajante o curativo, de ello y desde el punto de vista del coaching podemos concluir de ello que la música nos ayuda a expresar sentimientos, creencias y estados de ánimo.
Por último, otro elemento muy importante que puede explicar ese efecto que produce la música en nosotros, es que nos involucra físicamente. Es decir, que, al entrar en nuestro cuerpo a través de nuestros oídos, produce reacciones físicas, aunque estas sean inconscientes. Por eso, un ritmo acelerado nos activa y uno relajado nos tranquiliza.
Para que conectes con nosotros
La relación entre música e inteligencia emocional es un campo de exploración en el que no hay límites claros ni caminos trazados. Estudios recientes revelan que la música transmite efectivamente sentimientos y desencadena las mismas emociones en personas de diferentes culturas. Por ello, hoy nos gustaría compartir contigo algunas de las canciones que en la escuela de coaching EDPyN nos ponen de buen humor y nos llenan de energía para comernos el día.
Black Eyed Peas – I Gotta Feeling
Juan Luis Guerra – Ojalá que llueva café
Melendi – Caminando por la vida
Esperamos que como mínimo alguna de ellas te haya dado el mismo chute de motivación que a nosotros. ¿Alguna más que quieras que añadamos a la lista?