En jerga ejecutiva, muchas veces los términos se confunden. Las fronteras se difuminan, y uno se encuentra hablando con otra persona usando indistintamente palabras como misión, objetivo, meta, visión, estrategia, táctica… No hay problema si ambos interlocutores están de acuerdo en el sentido que les dan a esas palabras, pues ambos comparten el código comunicativo. No obstante, si los dos vienen de backgrounds diferentes, o si uno entiende dichos términos en un sentido más estricto o más relajado que el otro, la conversación puede llevar a malentendidos.
Comprender el significado exacto de cada una de las palabras que uno emplea, además, también es una manera estupenda de ordenar la cabeza y establecer una jerarquía de importancia al enfrentarse a estos aspectos de la labor empresarial.
En un mundo tan rápido –VUCA, le llaman los expertos, por volátil, incierto (uncertain), completo y ambiguo-, nunca viene mal enmarcar la información que se maneja. Facilita la conversación, estructura la información y evita muchas incomprensiones y errores, porque las palabras no son inocentes. Por eso, a continuación, se plantea la diferencia entre términos tan parecidos como misión, visión, objetivos, metas, estrategias y tácticas.
El qué: entendiendo a dónde se quiere llegar
Una primera distinción es entre dos ámbitos: el del qué y el del cómo. El primero hace referencia a aquello que se quiere conseguir, a los objetos de deseo hacia los cuales se orienta el trabajo y la estructura de la empresa. Dentro del terreno del qué, se encuentran los siguientes términos, ordenados de más general a más específico:
Visión – La visión es la proyección en el futuro de cuál es el estado deseado de una empresa o de un individuo dentro de X tiempo. Su propósito es guiar, controlar y alentar la acción del agente en cuestión, y se puede visualizar como la respuesta a la pregunta “¿qué queremos que sea nuestra empresa dentro de X años?”.
Misión – Si la visión se orienta a futuro, la misión se enfoca en el presente: “¿para qué existe hoy la empresa?” sería una pregunta que encarna su espíritu. Es la razón de ser, el propósito de la organización o de la persona en el momento presente, y define el negocio al que se dedica, las necesidades que cubre con sus productos o servicios y el mercado al que se dirige.
Objetivo – Un objetivo es un logro que uno se propone para un plazo de tiempo determinado. Es un resultado deseado. Para ser realmente un objetivo -como se ha visto en el apartado dedicado a los objetivos SMART-, debe ser cuantificable y concreto, además de estar alineado en el tiempo con la visión y enmarcado en la misión.
Meta – Una meta es un objetivo específico. Se trata de unas microacciones o acciones diarias que, en su conjunto, lleva al logro del objetivo general.
El cómo: hacer realidad las proyecciones
El segundo ámbito es el del cómo, y se refiere a la manera en que se llevarán a cabo las acciones necesarias para alcanzar la visión, la misión, los objetivos y las metas. Dentro de esta categoría se encuentran dos términos:
Estrategia – La estrategia es el plan de acción general elaborado para lograr el objetivo -y, por tanto, la visión-. La estrategia debe contemplar asimismo los valores inherentes a la empresa o el individuo.
Táctica – es el día a día de la estrategia: mientras que esta tiene que ver con el logro de los objetivos, la táctica tiene que ver con el logro de las metas.
Sabiendo la diferencia entre los términos mencionados y su definición específica, recuerda que conocer en profundidad lo que nos rodea es crucial.
Si quieres algunos «tips» sobre estos conceptos, te invitamos a ver este vídeo de apenas 1 minuto:
Si quieres saber más sobre la disciplina del coaching y sus beneficios, te invitamos a ver más información «¿Qué es el coaching?»