Mindfulness es el aquí y el ahora. Una filosofía sencilla que propugna vivir el momento presente: prestar atención, momento a momento, a pensamientos, emociones, sensaciones corporales y entorno. La práctica de esta disciplina se ejercita mediante la respiración y la meditación, pero hoy vamos a hablar de una tercera vía para ponerla en práctica: comiendo. Es la hora del ‘mindfoodness’.
En un mundo cada vez más rápido y en constante aceleración, el mindfulness se revela como una práctica necesaria. Una disciplina dirigida a enfocar el cerebro a la percepción desde la aceptación y el no juicio, el volver a la simplicidad del momento presente. Unos principios, además, que también se pueden aplicar en un momento tremendamente cotidiano: en la mesa.
Mindfoodness: comer escuchando al cuerpo
El mindfoodness es la receta para una serie de conductas demasiado comunes: comer a toda prisa en una breve pausa enviando mails, por ejemplo. Un frenetismo que propicia actitudes perjudiciales como comer demasiado o ingerir más grasas saturadas y azúcares refinados que alimentos sanos. Frente a eso, los principios del mindful eating responden de forma sencilla y clara: se trata de saber lo que comemos, conocer lo que nos aporta y también la mejor manera de hacerlo.
En este artículo, la Coach nutricional Natalia Calvet apunta siete claves para poner en práctica los principios del mindfoodness en el día a día:
- Dedica un tiempo fijo a cada una de las comidas -al menos 20 minutos-, sin distracciones. Ni tele, ni móvil, ni libros.
- Antes de empezar a comer, para un momento y realiza tres respiraciones lentas para tomar conciencia de la acción que estás a punto de realizar. Del mismo modo, bebe un vaso de agua antes de cada comida como un claro indicador del propio acto de comer. Se trata de considerarlo más como un ritual al que dedicar atención plena que a un mero trámite cotidiano.
- Come siempre sentado. Nada de comer en la cama tumbado mientras ves una serie o de pie por las prisas. Debemos hacerlo siempre de manera tranquila y sentados, formando nuestra espalda un ángulo recto, ayudando así a una correcta respiración que facilite la digestión.
- Mastica y ensaliva. Es de vital importancia masticar bien los alimentos hasta 20 veces cada bocado. La mitad de la digestión la hacemos en la boca, ensalivando, saboreando y mezclando correctamente los alimentos: es una manera de evitar después problemas como flatulencias, digestiones pesadas o hinchazón.
- Come despacio; deja el cubierto entre bocado y bocado.
- Pon todos los sentidos en lo que estás haciendo. Disfruta y aprecia cada uno de los sabores, olores y texturas.
El mindfoodness –como la disciplina en la que se inspira- tiene mucho que ver con la práctica del coaching. Si quieres saber más y formarte en coaching, puedes explorar aquí nuestra oferta formativa. ¿Te animas a cambiar tu forma de comer?